Una caldera es básicamente un generador de agua caliente. Calderas hay tantas, que para empezar a definirlas, primero hay que clasificarlas por tipos.
Calderas según el tipo de combustible
En primer lugar está la clasificación por tipo de combustible, hay calderas de leña, carbón, gas-oil, pellets, gas-propano y gas natural. Incluso existen calderas con dos tipos de combustibles como la leña y el gas-oil, muy usadas en casas de campo y con posibilidad de tener madera a precios económicos.
Aquí nos centraremos en las calderas que usan gases licuados para la combustión. Este tipo de calderas, están preparadas tanto para gas natural como para gas propano, haciendo las debidas modificaciones de quemadores y ajustes de parámetros en cada aparato individual.
En aquellos barrios nuevos donde no han llegado todavía las conducciones de Gas natural, muchas viviendas tienen calderas preparadas para Gas propano, el cual se almacena en depósitos especiales llamados GLP.
Calderas según su entrada y salida de aire
Sin importar la clase de combustible que consuman, las calderas se diferencian además por el tipo de entrada de aire necesario para producir la combustión y salida de gases.
Calderas atmosféricas
Las más simples y también antiguas que existen. Este tipo de calderas toma el aire de la propia habitación, por lo que, en caso de recintos cerrados, puede disminuir los niveles de oxígeno a niveles alarmantes.
Es por eso, que su instalación está prohibida en recintos cerrados sin ventilación, además de dormitorios y baños.
La salidad de gases de la combustión, también llamada tiro, se ve condicionada por el clima exterior como el viento o la lluvia. Y ha de ser lo suficientemente alta para que ningún elemento arquitectónico cercano, impida una buena evacuación.
En los casos en los que no se produzca una buena evacuación (muy común cuando funcionan a la vez la campana extractora y la caldera) y se ha de proceder a sustituir la caldera o a la instalación de un tiro forzado.
Calderas estancas
Estas calderas, disponen de un tubo de salida de gases concéntrico, es decir hay dos tubos en uno, lo que permite aspirar el aire del exterior para la combustión. Y expulsar los humos.
Dispone además de un extractor que empuja los gases de la combustión al exterior. Así el viento o la lluvia, no afectan prácticamente a la libre salida de humos.
Calderas estancas de condensación
Dentro de las anteriores, la normativa europea obliga en la actualidad a que todas las nuevas calderas que se instalen, sean las denominadas calderas de condensación.
Actualmente, este tipo de tecnología es la que mayor provecho saca del combustible (del orden de un 15 a un 30%), ya que aprovecha gran parte del calor que se pierde en el vapor de agua, presente en los productos de la combustión.
Además reducen la emisión a la atmósfera de óxidos nitrosos (NOx) y dióxido de carbono (CO2), altamente perjudiciales.
Tipos de calderas según su función
Una caldera puede funcionar solo para agua, para calefacción o para ambas (caldera mixta).
Calderas para calefacción o agua caliente sanitaria
Calderas de un solo circuito.
Calderas mixtas para calefacción y Agua caliente
Puede funcionar solo para Agua o para las dos. La calefacción actúa en circuito cerrado, es decir el agua siempre es la misma que circula de caldera a radiadores. En cambio el agua caliente sanitaria será en circuito abierto.
Calderas con o sin acumulación
Las calderas pueden tener acoplado un depósito de acumulación de Agua caliente sanitaria o producir el calor instantáneamente. Siendo la acumulación, una opción más económica pero que requiere de mayor espacio por el volumen de acumulación de agua. Usándose para servir a varias viviendas, ó en casas grandes con varios baños.
Actualmente la mayoría de las Calderas de Condensación que se comercializan en el mercado, tienen un pequeño depósito de microacumulación, con unos pocos litros, para favorecer que el agua salga siempre caliente y evitando los cambios bruscos de temperatura al arrancar.