Purifica el aire con los filtros HEPA

La teoría de transmisión del dichoso virus por el aire mediante los aerosoles, está cobrando cada vez más fuerza entre la comunidad científica.

La semana pasada hablábamos de la importancia de renovar el aire interior de los edificios para evitar el aire viciado de virus y bacterias..

Mantener las ventanas siempre abiertas, ha sido una manera de salir al paso en colegios y resto de edificios públicos.

Pero en invierno, sentarse junto a una ventana abierta, pues como que no.

Y si no que se lo digan a todos los chicos y chicas en edad escolar.

Por eso se ha empezado a hablar de los filtros Hepa, para purificar el aire, sin necesidad de abrir las ventanas contínuamente.

¿Qué son los filtros Hepa?

Son los filtros que usan los aviones, como manera de purificar un aire, que no puede ser renovado mediante aberturas al exterior.

El nombre HEPA, proviene de las siglas High Efficience Particule Air (alta eficiencia partícula aire).

Consisten en unas membranas entrelazadas de material X, capaces de retener los virus y bacterias presentes en el aire y que se trasmiten por aerosoles.

Por su gran capacidad para purificar el aire, se usan también en las UCI’s de muchos hospitales.

¿Cómo funciona el filtro HEPA?

Básicamente, consiste en una caja con un ventilador que succiona aire para hacerlo pasar por el filtro y después lo expulsa purificado.

Pero para que realmente sea efectivo, debe ser capaz de mover un volumen de aire tal que sea acorde a la estancia en la que se coloca.

Es decir que si estás en tu oficina, donde coincides como mucho, 10 personas, no es lo mismo que estar en un cine con capacidad para 100. Por tamaño y por ocupación.

Cómo se usa el filtro HEPA

Se recomienda colocarlo en el centro de la estancia, a ser posible un poco elevado sobre el suelo.

Al igual que en los aires acondicionados, no se recomienda limpiar el polvo o barrer mientras está en funcionamiento, pues obstruríamos antes el filtro.

Y por último decir, que conllevan un mantenimiento mínimo, que consiste en cambiar el filtro cada 6 meses.

Por supuesto, extremando precauciones y a ser posible, en un lugar exterior o bien ventilado.

Ya que durante meses, este filtro ha acumulado un sinfín de virus, bacterias y suciedad. Así que si no manipulamos con cuidado, podemos llevarnos una carga viral importante.

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